Destacando a un proveedor: Marangona
22 de julio de 2020
He estado fantaseando cada día más con viajar de nuevo. Cada vez es más grande la nostalgia de escuchar otro idioma, el deseo de probar cosas nuevas y conocer a gente interesante. En fin, mientras esta pandemia no nos lo permita, lo único que nos queda es volver a visitar lugares interesantes que viven en nuestras memorias. Recordar es vivir.
Todos los años en abril, Gonzalo y yo vamos -íbamos- a Italia para visitar a nuestros productores y también a Vinitaly, una feria de vinos gigantesca en la ciudad de Romeo y Julieta, la bella Verona. Y aunque son muy productivos los días en Vinitaly, sin duda las visitas a los productores es la parte que más gozamos.
A pocos kilómetros de Verona está Lugana, una zona vinícola cuyos vinos (y exquisitos aceites de oliva) rara vez se consumen en otras partes del mundo. Esto se debe mayormente a que el consumo local -lo que se bebe en las orillas del Lago Garda, en Verona y en Milán- deja poco que exportar.
Los vinos de la DOC de Lugana se hacen con Turbiana, un clon de Trebbiano. Esta uva produce vinos frescos, ligeros, con notas brillantes y acidez considerable. Veraniegos por excelencia. Ideales para después de quitarse el cubrebocas. En esta región, con Turbiana también se hacen excelentes vinos espumosos y otros exquisitos de vendimia tardía.
Mi esposo Raul y yo hemos encontrado consuelo en esta cuarentena en los vinos de Alessandro Cutolo de Azienda Agricola Marangona. Lo evidencía una cantidad ya francamente vergonzosa de botellas vacías de su Maragona clásico en nuestro bote de reciclaje. Esto probablemente se debe a que aunque el Clásico es el vino base de Marangona, cualquiera juraría que es algo de mucho más alta monta: mucha categoría y se lleva bien con todo: como aperitivo con unas aceitunas, con una buena ensalada verde, con pescado ahumado, con algo culposo como Gorgonzola… ¿con qué no nos lo hemos tomado? Además de ser un productor tremendamente talentoso, es difícil pensar en alguien más generoso y cálido que Ale. Una verdadera joya de persona.
Marangona, cómo vinícola y como viticultora, ha estado en la familia muchas generaciones. Ale tomó las riendas en el 2007 y le dió un pequeño giro a la operación tradicional de la bodega al certificar la producción como orgánica y adoptando prácticas menos intervencionistas. Por un lado conserva prácticas milenarias y cuida los viñedos de la familia como un fraile; pero por otro se divierte experimentando, por ejemplo con fermentación en tanques octogonales de concreto y en ánforas de barro. Una afortunada combinación de su buena mano como productor y de la nobleza de Lugana DOC hacen que cada experimento sea un retrato diferente de la zona pero es la uva a la que se mantiene siempre como el centro del proceso. Más allá de cómo fermenta, lo que más admiro del estilo de vinificación de Ale es su enfoque casi quirúrgico en lograr balance en los vinos: hay una tensión entre la acidez, la mineralidad y las notas cítricas, pero el resultado es siempre armónico.
Lugana Classico DOC 2017 – un vino fresco y con una acidez casi crujiente. Un vino clásico de la zona: elegante y refrescante. Marida bien con pescados de agua fresca y una ensalada aderezada de forma sencilla. Aunque, de nuevo, funciona bien con todo.
Lugana Tre Campane DOC 2017 – el cru de Marangona. El hermano grande del Classico. Se hace con uvas seleccionadas de los 3 mejores viñedos de tres pueblos -por eso Tre Campane. Tiene un sabor más concentrado, mantiene la frescura, pero aquí se complementa con una suavidad terrosa. Marida también con un pescado o ensalada pero tal vez con un poco de mantequilla o algún adobo ligero.
Lugana Cemento 2016 – Al igual que sus hermanos, goza de una frescura increíble. Distinto a ellos, al estar fermentado en concreto, tiene una nariz y boca mucho más seca y compleja. Perfecto para adeptos de los vinos naturales o para quienes normalmente beben tinto y les gusta un buen cuerpo en sus blancos.
Rabbiosa Vendemmia Tardiva DOC 2015 – este vino solo se produce en añadas excepcionales en las que naturalmente se desarrolla botritis en las uvas. El nivel bajo de azúcar residual es poco perceptible debido a la acidez característica de la zona. Nosotros no lo relegamos solamente a los postres; es muy interesante (y delicioso) con platillos picantes o con mucho cuerpo, como quesos solos o una pasta Caccio e Pepe