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Destacando a un proveedor: Frank Cornelissen

30 de noviembre de 2020

frank cornelissen_destacado

La visita a Frank se empieza con la sensación de que se conocerá a una celebridad ¿será mejor declarar el fanatismo de inmediato o mejor pretender que es como el resto de nosotros?

La realidad es que, desde el primer momento de interacción, Frank no para de disparar anécdotas, gestos amigables y pequeños dilemas operativos (¿cabremos todos en este coche pequeño? ¿sacamos el otro?). Nos llevó a varias de sus parcelas; siempre la siguiente más arriba en el Etna. Todos los años que lleva de residente en el volcán le han permitido comprar pequeños lotes con características distintas. De manera similar a la crus de Borgoña, el Etna desarrolló hace mucho tiempo un sistema de delimitación de pequeñas parcelas (cada una conocida como contrada) basado en las características únicas del terruño. A medida que continuamos nuestro viaje, nos enteramos de cómo Frank había adquirido varias contrade en el transcurso de muchos años, investigando minuciosamente, identificando y negociando la compra de viñedos muy viejos (algunos con viñas de más de un siglo) en todo el Monte Etna.

Era un día frio; la pendiente pronunciada y el contraste de las nubes bajas con la tierra negra hacía que el paisaje fuera distinto a todos los que había visto antes.

Las anécdotas de Frank no paraban y el recorrido siguió hasta lo que parecía francamente la cima. Con cara de amplia satisfacción nos platicó que con solamente con las uvas de esta muy única parcela hacía el Magma; su orgullo más grande como productor.

El paseo cerró con una comida en una vieja taberna local que parecía salida de un cuento invernal: muros anchos de piedra, techos bajos, vigas de madera gigantesca, mesas de tablones viejos. Las botellas, las fotos y los diplomas dejaban claro que era el lugar predilecto de los productores locales. Nos aventaron con mucho carisma una pasta sencilla pero suculenta. Frank sacó botellas y botellones con las que acabó de enamorarnos por completo.

El recuerdo de Frank no es en lo absoluto el de una celebridad; es una mezcla entre ranchero comprometido con su tierra y trotamundos relajado. Tal vez sea el enamoramiento, pero su vino tiene algo similar: la caligrafía de las botellas es de su esposa japonesa, pero el vino es de unos cuántos metros cuadrados que hacen a las uvas distintas y dignas de enseñar algo único.