Destacando a un proveedor: Alessandro Viola
23 de septiembre de 2020
La historia de como conocí los vinos de Alessandro Viola encapsula perfectamente por que me encanta ser importadora de vinos. Hace años, en un delicioso restaurante y bar de vinos llamado The Four Horsemen, le delegué la selección del vino a nuestro muy capaz mesero. Mi encargo, que satisfizo con un vino medio turbio, fué que me sirviera una copa del blanco que más le emocionara en ese momento. Me enamoré de inmediato. Me aquejó la necesidad de saber más sobre este brebaje sublime que, según su sencilla etiqueta, había sido bautizado como Note di Bianco por Alessandro Viola. Varias copas de Note di Bianco más anclaron en mi la obsesión de encontrar a este productor y sobre todo, la manera de traer sus vinos a México. En ese momento, Alessandro, no tenía website y nadie le ayudaba con la vinícola por lo que era muy poco obvio como lo contactaría. Como una adolescente enamorada, recurrí a Facebook, donde le envié un mensaje personal diciéndole cuánto amaba sus vinos. Eventualmente respondió y un año después, me encontré en Sicilia visitándolo junto con Gonzalo y mi esposo. En esta pequeña expedición, Alessandro, su pareja y su hijo nos dieron la bienvenida a su cálido hogar en las afueras de Palermo. Nos cocinaron una pasta con tinta de calamar y un espectacular pescado a la sal con limones amarillos de uno de los limoneros en su jardín.
Alessandro creció en un hogar vinícola. Aprendió de su papá el arte de hacer vino y al igual que su hermano, ha continuado con la tradición. Su papá vendía uvas y vino a la cooperativa local donde se producía vino mezclado de diferentes parcelas para producir el vino del pueblo. A diferencia de su padre, Alessandro estudió enología y su ambición y deseo de mejorar la tradición familiar lo llevó a viajar, entre otros lugares, a Georgia, cuna histórica de la cultura del vino y uno de los países más interesantes hoy en día cuando se habla de fermentación tradicional. Ahí vió el uso de ánforas para fermentar, un estilo decididamente oxidado, un compromiso por uvas indígenas, y otras cosas que llevó de regreso a los confines occidentales de la isla de Sicilia para hacer los vinos de la manera ancestral.
Alessandro Viola se ha convertido en un ícono del mundo del vino natural, sin embargo sigue siendo alguien muy aterrizado. El suyo es un proyecto honesto y casero al cual él y Lucía le entregan todo su amor y dedicación. Ël trabaja las vides y la bodega y ella se encarga de la logística del negocio y de diseñar las encantadoras etiquetas. La producción es limitada y la venden sólo por asignación. En mi humilde opinión, estos vinos son la mejor cara del mundo del vino natural, un mundo un tanto complejo. En él, cuando los vinos están bien hechos son un placer: vivos, expresivos, únicos. Cuando no, y hacen falta el cariño y precisión de productores como Alessandro, pueden ser difíciles de beber: avinagrados, imprecisos y desbalanceados. Los vinos de Alessandro, vivos, únicos y emocionantes, son una de esas joyas raras del mundo del vino: le gustan por igual a los dedicados amantes de los vinos naturales y a los más conservadores conocedores de vinos clásicos.