Destacando a un proveedor: Ronchi di Cialla
1 de julio de 2020
Si viajas al noreste de Italia, casi llegando a la frontera con Eslovenia y cerca de Croacia, te encontrarás con la provincia de Friuli. Es una región que tiende a ser ignorada por no tener el encanto de los paisajes toscanos o sicilianos, o la belleza cultural de Venecia. Aunque si hay rincones curiosos e interesantes en Friuli (cuando fuimos nos impresionamos chachareareando antigüedades en Trieste; cenamos mariscos de escándalo en Alla Dama Bianca entre gente elegantísima que veléa el Adriático), ésta se caracteriza por grandes valles no muy memorables con vistazos frecuentes de naves industriales y fábricas. El vino que se produce en la región tiende a ser parecido: Pinot Grigio y Merlot de producción en masa con poco chiste y aún menos calidad. La gran excepción a esta cultura de vino comercial y aburrida es la región de Cialla, región bellísima y milenaria productora de vinos de altísima calidad que se encuentra en las colinas en la zona oriental de la región. Aunque esta zona tiene una larga historia y buena reputación por sus vinos, los que discretamente y con trabajo constante la han elevado realmente son los miembros de la familia Rapuzzi y su vinicola, Ronchi di Cialla.
Gonzalo y yo visitamos Ronchi di Cialla en abril de 2018 después de muchísimos años de gozar sus vinos de este lado del Atlántico. La familia Rapuzzi nos recibió frente a los viñedos en la terraza sobre una colina con una copa de Rosé di Cialla, fresco y perfecto para ese dia soleado. Después nos invitaron a pasar en su casa del siglo 16 y sentarnos en una mesa impecablemente puesta, donde disfrutamos un manjar de especialidades caseras de la región, preparadas por Dina y maridadas por Iván. La comida era exquisita y los vinos, espectaculares. Maridamos cada platillo con un vino diferente, notablemente añadas históricas de Ciallabianco y Schioppettino (no nos resistimos e hicimos un pedido grande de ellas en ese momento). Terminamos con el delicioso, dulce y balanceado Picolit, acompañado de un Gorgonzola excelso y un pausado relato de la historia de la vinícola.
Ronchi di Cialla quiere decir “Colinas del Cialla” en el dialecto local y es antes que nada un negocio familiar. Pero aún ésta descripción se queda corta para describir la profunda conexión que tiene esta familia con la zona, balanceada perfectamente por su empírica y muy moderna curiosidad. Estos dos factores han hecho de esta vinícola un extraordinario ejemplo de cómo el futuro de una zona puede depender simultáneamente de un arraigo profundo y cuidadosa exploración innovadora de esa tradición. En 1970, Dina y Paolo Rapuzzi, recién casados, regresaron a Cialla con la intención de rescatar la tradición vitivinicultora milenaria de la zona. Se dedicaron a investigar las uvas oriundas de la región y a rescatar vides de éstas mismas. Emocionados por sus primeras cosechas, al tratar de vender uno de estos vinos, con uva Schioppettino, se toparon con pared. Resultó que es ilegal plantar uvas de un varietal extinto, que era como el gobierno italiano tenía catalogada a esta uva en ese momento. Entonces, no bastó con rescatar una uva casi extinta, se tuvieron que embarcar en una larga batalla legal contra el gobierno para que se reconociera de nuevo está ya olvidada uva. En el ‘76, su esfuerzo se vio reconocido con el prestigioso premio Risit D’Aur. Hoy en día, Iván y Pierpaolo continúan la labor que sus padres empezaron hace más de 4 décadas. Aunque Dina no ha bajado la guardia, ellos han continuado profundizando en el proyecto.
Por ejemplo, a iniciativa de Ivan, que estudió entomología, Ronchi di Cialla está certificado como “Biodiversity Friend” por su compromiso a mantener, no solo una agricultura orgánica pero un ambiente biodiverso. Por esta razón su intervención en los viñedos es mínimo. Más que trabajarlos, ellos se ven como custodios o estudiantes de lo mismos, siendo increíblemente cuidadosos con elementos como la poda, la recolección y el labrado de la tierra. Este cuidado se extiende a la vinificación.
Después de la bellísima comida que nos preparó Dina, cruzamos los viñedos para conocer la bodega donde se hace el vino. Al entrar en la meticulosamente organizada, impecablemente mantenida vinícola, nos acabó de quedar claro, contundentemente, que la familia Rapuzzi hace las cosas con un estándar de calidad altísimo. El momento culminante de la visita vino cuando bajamos a la cava. Los Rapuzzi llevan décadas guardando anualmente una gran cantidad de los vinos de Ronchi Di Cialla, una práctica muy poco común fuera de las grandes regiones de Europa. Esta sabia decisión nos permite a todos los que probamos sus viejos vinos a entender la rica historia de esta bodega a través no sólo de relatos sino vivencialmente, catando su legado con cada trago de una botella vieja. La corta relación que hemos tenido con Ronchi di Cialla ha sido increíblemente enriquecedora. Proyectos como el suyo nos inspiran a buscar esos niveles de dedicación y calidad no sólo en el vino que compramos pero todos nuestros proyectos de vida. Específicamente ahorita estamos muy contentos porque acaba de llegar a Mexico el más reciente pedido que les hicimos que incluye añadas viejas de Ciallabianco y Schioppettino. Encuentralas en vinosenteros.mx. Es un verdadero placer y orgullo compartir sus vinos con ustedes.